Trastorno del Espectro Autista (TEA): Signos de alarma
Los trastornos del espectro autista (TEA) se definen como aquellos trastornos del neurodesarrollo caracterizados por dificultades clínicamente significativas en la comunicación e interacción social, así como patrones restrictivos y repetitivos de comportamientos e intereses.
Pero ¿a qué nos referimos con trastornos del neurodesarrollo?
Los trastornos del neurodesarrollo son aquellos que se producen por una alteración en la configuración del Sistema Nervioso, hecho que producirá déficits en las diferentes áreas de desarrollo del niño (cognitiva, social, sensorio-motor y de lenguaje). Estos trastornos están presentes desde el nacimiento, por lo que se podrá observar diferencias incluso antes de los 6 meses. Sin embargo, la mayoría de las señales de alarma para TEA se encuentran a partir de los 12 meses (Tabla 1).
Es muy importante tener en cuenta que la aparición de alguna de estas señales de alarma no implica necesariamente que haya una afectación del desarrollo. Estas conductas también se pueden observar en niños con un desarrollo normal que presentan una conducta transitoria o como respuesta a determinadas situaciones ambientales.
El objetivo de dar a conocer estas señales de alarma no es etiquetar ciertas conductas bajo el diagnóstico de TEA (ya que además a esta edad tan temprana no se realiza el diagnóstico) sino la detección precoz, la cual no se puede llevar a cabo si los padres o el entorno cercano no detectan la presencia de dificultades en el desarrollo evolutivo del niño. Además, la detección precoz permite realizar un seguimiento e intervención en aquellas áreas que se observen afectadas ya que, durante los primeros años de vida, el cerebro aún cuenta con una elevada plasticidad neuronal, característica que facilitará la adquisición de las funciones que se encuentren alteradas tales como la sensoriomotoras, el lenguaje o las funciones ejecutivas.
Referencia: Busquets, L. et al. (2018). Detección precoz del trastorno del espectro autista durante el primer año de vida en la consulta pediátrica. Pediatría integral, 22 (2),105.e1-105.e6