¿Tiene mi hijo/a dificultad de aprendizaje?
Con frecuencia, cuando nos centramos en el plano académico escuchamos las palabras “dificultad de aprendizaje”. La usamos para definir cuando observamos que un niño/a no sigue el ritmo estandarizado de clase (el mismo ritmo para aprender que sus iguales). Pero este concepto va más allá.
Las dificultades de aprendizaje (DEA) son un término genérico que se refiere a un grupo heterogéneo de trastornos, manifestados por dificultades significativas en la adquisición y uso de la capacidad para entender, hablar, leer, escribir, razonar o para las matemáticas (National Joint Committee on Learning Disabilities- en 1988).
En este sentido, se hace necesario diferenciar lo que realmente es una dificultad de aprendizaje y lo que es un bajo rendimiento académico sin llegar a comportar un Trastorno en si. Para llegar a esta conclusión se debe iniciar un proceso de evaluación llevado por especialistas en distintas áreas.
La detección y evaluación de las dificultades de aprendizaje es fundamental en el desarrollo de un menor ya que el no hacerlo, en un sistema educativo tan rígido, puede llevar a los menores a la frustración, a tener baja autoestima y por ende al fracaso escolar.
¿Cómo se hace?
La detección precoz es primordial, por ello, en el sistema educativo público, existen las figuras de los Equipos de Orientación Educativa y son los que se encargan de evaluar las necesidades especificas en cada centro, no obstante, al tratarse de un servicio publico, a veces, las listas de menores para evaluar son bastantes largas, en detrimento de los niños que tiene dificultad de aprendizaje, a otros trastornos más disruptivos ya que éstos suelen tener prioridad, dentro del sistema.
En este sentido muchos padres acuden al ámbito privado para que realicen de forma particular dicha evaluación y saber por fin si su pequeño/a tiene algún tipo de dificultad o trastorno. Estas evaluaciones son realizadas igualmente por especialistas del ámbito.
¿Cómo se lleva a cabo desde el ámbito privado?
En primer lugar, recogemos información relevante sobre el desarrollo del menor. Posteriormente, solicitamos que se realicen pruebas médicas ( pruebas neurológicas, pruebas de audición o visuales) para descartar que pueda haber algún tipo de afectación.
Tras estas medidas, se inicia el proceso evaluativo. Este puede variar en el tiempo, pero no es un proceso corto. Cuando la evaluación termina, los especialistas, tras el análisis de los datos, contemplarán la necesidad de emitir un informe con una valoración de necesidades educativas especificas.
En Gabinete psicopedagógico IRIS contamos con un equipo profesional especializado en conducta aprendizaje y lenguaje. En caso de que necesite información más detallada, pueden contactar con nosotros.