¿Puede mi hijo/a tener ansiedad?

 In Psicología

La ansiedad es una emoción intensa que nos hace anticipar el futuro, suele ser catastrofista y nos lleva a una situación de temor sobre lo que podrá ser u ocurrir. En esta década ha sido y es el trastorno psicológico “estrella”, pues el estilo de vida occidental nos lleva a vivir proyectados en el futuro.

Las consecuencias de la ansiedad son profundas, tanto a nivel físico como mental. La ansiedad nos hace liberar gran cantidad de cortisol (la hormona del estrés), provocando cambios físicos como aumento del ritmo cardíaco, frecuencia respiratoria y tono muscular, etc. A nivel mental el agotamiento y cansancio es intenso, unido a una sensación de angustia y preocupación permanente que disminuye nuestros niveles atencionales, capacidad de memorización, etc.

Para entender estos cambios hay que remontarnos a nuestros orígenes como especie animal. El estrés permitía a los primeros homínidos ser grandes cazadores, pues su sistema nervioso se ponía alerta (liberando cortisol) y esto les permitía correr más rápido, proyectar toda su atención en la caza, etc… El problema viene cuando nuestro entorno no necesita que estemos alerta a ese nivel, pues no tenemos depredadores a la vista, pero empezamos a proyectar amenazas imaginadas (“suspenderé el examen de mañana”, “no tendré amigos”, etc.). Nuestro entorno ha cambiado más rápido que lo que lo ha hecho nuestra adaptación evolutiva (que necesita miles de años).

El resultado de todo esto se traduce en 260 millones de personas afectadas por trastornos de ansiedad en el mundo (OMS, 2017). En España, las cifras no son halagüeñas, 12 millones y medio de personas sufren trastornos de ansiedad (Infocop, 2018).

Es frecuente en estas cifras no tener en cuenta a los niños y adolescentes, pues asociamos la ansiedad con “problemas de la vida adulta”: estrés laboral, económico, familiar, etc. Sin embargo, la realidad nos habla de que entre el 9-21% de niños en edad pediátrica sufren ansiedad (Pediatría integral, 2017). Conocer las características de la ansiedad en estas primeras edades se hará necesario para que como padres podamos ayudar a nuestros hijos/as y solicitar ayuda profesional.

¿Qué síntomas me puedan dar la voz de alarma de que mi hijo/a sufre ansiedad?

  • Continuas quejas sobre dolores corporales: dolor de cabeza, de barriga, etc.
  • Disminución o aumento del apetito.
  • Dificultad para conciliar el sueño o alcanzar un sueño reparador.
  • Aparición de miedos superados o nuevos temores.
  • Dificultad para separarse de sus figuras de apego.
  • Aparición de conductas repetitivas y ritualizadas.
  • Pensamientos obsesivos que le preocupan en exceso.

La ansiedad infantil tiene un buen pronóstico sí se inicia una intervención temprana que involucre a todo el núcleo familiar, pues es frecuente encontrar patrones ansiosos en los padres, hermanos, abuelos y tíos.

El tratamiento psicológico busca dotar de herramientas al niño/a y su familia para hacer frente a la generación de pensamientos ansiosos o conductas ritualizadas. Busca enfrentar sus temores de forma respetuosa, ayudando a calmarle y enseñándole estrategias útiles que aplicar en su día a día.

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