procrastinación: cuando aplazamos tareas…

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Antes de comenzar, me gustaría hacer alusión al término de procrastinación, puesto
que, cuando hacemos uso de él, nos estamos refiriendo a la inclinación por posponer
una determinada actividad, o simplemente, abandonar una labor que se está realizando
para seguir continuándola después de un tiempo significativo, todo ello, aun sabiendo
los efectos que puede conllevar no tener lista esa tarea en el tiempo adecuado.
Pues bien, normalmente, esta conducta suele mostrarse en la etapa de la adolescencia e
incluso se puede llegar a prolongar hasta edades mucho más adultas, debido a diversas
causas.

Cuando llegamos a la etapa de la adolescencia, tenemos la responsabilidad de asumir
circunstancias totalmente novedosas, y por ello, tanto los aspectos cognitivos como
motivacionales, suponen un factor principal en la constitución del comportamiento
escolar, lo que conlleva a la elaboración de tareas que la etapa universitaria requiere.
Diversos estudios, asocian la procrastinación con el desarrollo motivacional del
alumno/a, deduciendo que el alumnado con motivación intrínseca, es decir, el alumnado
que está motivado para alcanzar una determinada meta, son menos tendentes de
posponer el comienzo de sus tareas.

Por lo contrario, el alumnado motivado extrínsicamente, es decir, solo están interesados
por obtener recompensas externas, tienen mayor inclinación por dejar sus tareas para el
final, lo que supone que en muchas de las ocasiones, no puedan cumplir con los
objetivos previstos.

Además, la procrastinación también puede estar vinculada con el miedo a la decepción,
a poder fallar, así como, con problemas de saber cómo organizarse.

Algunas recomendaciones para evitar la procrastinación, pueden ser las siguientes:
Comenzar por la labor más significativa, de esta manera, cuando se haya
acabado dicha tarea, verás tu enorme progreso y por tanto, tendrás una
obligación menos.
Es preciso establecer un horario para organizarse, pues, puede llegar a resultar
muy beneficioso.
Fraccionar las tareas y hacer un pequeño descanso entre ellas, respetando
siempre los objetivos propuestos para cada día.

– Por último, cuando consigas finalizar las tareas, puedes divertirte con lo que más
te guste, como por ejemplo, ver la tele, jugar y/o salir con tus amigos/as.

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