Parentalidad positiva: un enfoque positivo de la crianza es posible.
Ser padres y madres es una tarea compleja, es necesario establecer un adecuado equilibrio entre las necesidades del hijo/a y las nuestras personales. La etapa infantil es de enorme importancia para el desarrollo equilibrado de las personas, por lo que educar en positivo se ha vuelto una cuestión de Estado. El Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social lleva años promoviendo políticas que potencien la parentalidad positiva.
La parentalidad positiva se refiere «al comportamiento de los padres fundamentado en el interés superior del niño, que cuida, desarrolla sus capacidades, no es violento y ofrece reconocimiento y orientación que incluyen el establecimiento de límites que permitan el pleno desarrollo del niño»
En la actualidad, los modelos familiares son muy diversos, no siendo validos los que heredamos de nuestros padres y abuelos y exigiendo una reinterpretación de la idea de familia en si misma. Sin embargo, todos los modelos familiares tienen unos principios que han de ser respetados, en los que se sustenta la parentalidad positiva:
- Vínculos afectivos estables, protectores y cálidos. Establecer vínculos de apego seguros nos garantiza una adecuada efectividad familiar, favoreciendo el desarrollo sano del menor.
- Entorno organizado. Los niños/as necesitan de una estructura que les permita comprender el mundo que les rodea, aún desconcertante para ellos. El establecimiento de pautas y reglas les permitirá descubrir su entorno de forma segura.
- Estimular y apoyar sus procesos de aprendizaje. El apoyo académico permitirá aumentar la motivación y favorecer una autoestima positiva que le permita creer en sus capacidades.
- Reforzar positivamente sus logros. Darle un feedback positivo de su rendimiento, conducta y otros aspectos le permitirá avanzar de forma adecuada.
- Educación sin violencia. El castigo físico o verbal nos aleja de nuestros hijos, genera miedo, rabia y frustración hacia las figuras paternas. Lograr que nuestros hijos obedezcan porque nos tienen miedo es una de las peores estrategias educativas, ya que pasado el tiempo esta se vuelve contra nosotros y contra el contexto de nuestros hijos/as (futuras parejas, amigos, profesores, jefes…). La violencia solo trae violencia, alejarla de nuestros patrones educativos es fundamental.
Todos estos principios se ven influenciados por las capacidades y habilidades parentales y el contexto. Las capacidades parentales hacen referencia a los recursos con los que padres y madres cuentan para poder hacer frente a las demandas educativas de los hijos. Si no conozco estrategias adecuadas y tengo importantes dificultades para ejercer mi propio autocontrol, sin duda, el proceso educativo se alejará mucho de los principios de la parentalidad positiva. Por su parte, el contexto en el que la familia se desenvuelve tiene un importante poder sobre la puesta en marcha de estrategias educativas.
La parentalidad positiva busca alcanzar un clima de afectividad, estructura y seguridad familiar en la que padres, madres e hijos puedan desarrollarse. Permite que los padres y madres tengan herramientas eficaces para educar y que los hijos cuenten con el afecto y las normas que necesitan para crecer y desarrollarse.