Higiene del sueño: pautas para su adquisición durante la primera infancia
El sueño es una necesidad fisiológica que debe ser cubierta para el desarrollo cognitivo del ser humano desde la infancia.
Aunque existen factores innatos o biológicos que predisponen a una mejor conciliación del sueño desde el nacimiento, existe un factor esencial externo que los padres podéis controlar. Este factor es la higiene del sueño.
La higiene del sueño consiste en una serie de hábitos que establecen las condiciones ideales para propiciar el sueño y que este sea reparador.
¿Por qué nos centramos en la primera infancia?
Porque durante el primer año de vida se producen numerosos cambios relevantes en el desarrollo del niño/a, teniendo el sueño un papel muy importante en el desarrollo cognitivo y neurológico. Un sueño de poca calidad durante la infancia puede provocar problemas de memoria, atención, aprendizaje e impulsividad, así como alteraciones del estado de ánimo.
Pero papás, no os asustéis. Conseguir un sueño reparador y adecuado es posible. Para ello, os dejamos información sobre el comportamiento normal del lactante desde el nacimiento, las condiciones ideales para propiciar el sueño, así como pautas de actuación ante los despertares.
Nacimiento-2meses:
– Durante el día:
- Mantener al bebé despierto mientras come.
*Dejar un período de al menos 15 minutos entre la toma y el sueño
– Durante la noche:
- Crear una rutina pre-sueño (baño-masaje-canción) que finalice en el dormitorio.
- Acostarles despiertos. Dejarle en la cuna (o el lugar donde duerme) despierto pero soñoliento para que aprenda a dormirse solo/a y asociar la cuna o cama como un lugar familiar nocturno.
- Las tomas nocturnas deben ser cortas y aburridas, sin luz, ni otros estímulos.
2 meses – 5 meses:
– Durante la noche:
- Mantener la rutina pre-sueño
- No acunar o alimentar ante el primer llanto o ruido durante la noche. En estos meses el sueño es activo, con emisión de sonidos o chupeteo. Si el lactante llora o se inquieta, tranquilizarle para ver si se duerme.
* Hasta el primer año, se puede utilizar el chupete como forma de consuelo.
- Alrededor de los 4 meses, se debe pensar en cambiar el lugar de dormir (de la habitación de los padres a su dormitorio).
5 meses- 12 meses:
– Durante la noche:
- Mantener la rutina pre-sueño
- Normalización de los despertares. A partir de los 4-6 meses, ya no suelen ser necesarias las tomas nocturnas. Ante el llano, atenderlo/a con la presencia del padre o madre en la habitación, mostrando cercanía (dándole la mano, hablándole bajito o chupete) pero intentando que permanezcan en la cuna.
- Colocar en la cuna objetos, como peluches, que sean seguros y que solo estén vinculados a la conciliación del sueño.
A partir de los 12 meses:
- Control de factores ambientales:
- Ambiente tranquilo, oscuro y silencioso
- Temperatura confortable. El exceso de calor o frío favorece los despertares
- Regularidad del ciclo sueño-vigilia:
- Establecer un horario para acostarse y levantarse, que debe ser similar de un día a otro teniendo en cuenta la edad del niño/a, la época del año, el contexto familiar…
* No poner hora límite para que el niño/a se duerma (pero sí para irse a la cama). Por lo general, los niños/as tardan en dormirse durante los primeros años de vida por lo que establecer una hora fija solo generará estrés en los padres ante el incumplimiento de las expectativas.
- Respetar la siesta hasta los 4-5 años.
- Hábitos alimentarios:
- Evitar alimentos estimulantes (chocolate, azúcar…) al menos 2 o 3 horas antes de dormir
- Evitar acostarlo/a con hambre y sin exceso de líquidos en el cuerpo.
- Actividades físicas:
- Evitar actividades vigorosas al menos 1 o 2 horas antes de dormir.
- Rutinas
- Continuar con la rutina pre-sueño.
* Establecer unos límites claros si el/la niño/a se anda con rodeos en el momento de quedarse solo/a en la habitación (ejemplo, el beso de buenas noches tras el cuento indica que el niño/a debe apagar la luz).
- Extinción de despertares y conductas de queja.
- Si durante la noche aparece llanto, rabietas, llamadas de atención (llamar para agua, llamar a los padres en repetidas ocasiones…) y cambia a la cama de los padres, acompañar de nuevo a la cuna/cama sin iniciar una conversación o pelea.
*Transmitir calma y seguridad al niño para crear un clima de aprendizaje. Si la hora de dormir se convierte en una lucha diaria, se establecerá una asociación entre dormir y castigo o enfado.
- Conocer si existen miedos que interfieran en la conciliación y mantenimiento del sueño.
Palabras clave: higiene del sueño, lactante, infancia, psicoeducación